Campeones de Chile.
Automovilismo Deportivo de Chile

Juan Gac Soto

El Rey de Copas

Su nombre está inscrito en lo más grande del automovilismo chileno, llegando a ganar más de cien carreras durante su vida como piloto. Aquí una historia llena de pasión y superación de una leyenda en vida.
Reportaje por Matías Marambio en Revista Cosas, mayo, 2008.
Don Juan Gac Soto junto a sus trofeos.
Tras el cierre de Las Vizcachas, el automovilismo chileno ha vivido días difíciles. Si bien la pasión por las tuercas sigue viva en pruebas como la Fórmula 3 o la T.C. 2000, se está lejos de la época dorada del deporte motor, en la que surgieron pilotos que enaltecieron esta disciplina. Uno de ellos es Juan Gac Soto, uno de los pioneros del automovilismo en el Cono Sur y leyenda viviente del automotor nacional.

Dueño de una memoria casi fotográfica, recuerda como si fuera ayer los inicios de su carrera de piloto. En su taller mecánico de 10 de Julio, quedan los recuerdos de sus más de cien triunfos, tanto en Chile como en Perú y Argentina. Los trofeos, medallas, recortes de diarios y galardones varios que adornan su oficina, son testigos mudos de sus éxitos, los que también han sido coronados con premios como al mejor deportista del año, el que obtuvo dos veces. Esta es la historia de un hombre que desde niño quiso correr en auto, y que lo entregó todo para alcanzar ese sueño. Esta es la historia de Juan Gac, contada por Juan Gac.

Los inicios

“Yo nací en la avenida Brasil, esquina Alameda, donde estaban todos quienes de dedicaban al automovilismo. Era la época en la que en este país había aristocracia, la que vivía en las calles República, Agustinas, Brasil, Cienfuegos y Ejército. Estudié en el Liceo de Aplicación, y después de clases salía con mi bolsón al hombro a recorrer los distintos talleres de los que corrían en auto. Primero me paraba en la puerta del negocio de don Domingo Bondi, quien corría en auto en el circuito sur, cuando La Florida era campo. Después me iba al taller del señor Callieri, de ahí a la calle Moneda donde Tito Vivar, que era un mecánico, le preparaba el auto a don Miguel Nacrur y a Francisco Lasalvia. Así seguía haciendo un recorrido que repetía todos los días. Nadie me conocía, yo sólo miraba y me preguntaba si algún día iba a poder correr en esos autos. Lo que pasa es que mi padre corría en moto, fue fundador del Santiago Moto Club, y él me transmitió la pasión por el automovilismo. Era la década del ’40, y tenía entre 12 y 14 años”.
En plena competencia.

El casi Debut

“A los 15 años, ansioso por correr, tomé ‘prestado’ el auto de mi papá, un Chevrolet 1928 descapotable, para competir en el circuito de Quinta Normal. En esa época no se usaban cascos ni cinturón de seguridad. Como era muy chico para competir, me conseguí prestada una chaqueta de cuero que me llegaba hasta los tobillos, para así verme más grande. En eso se me acercó el director de la prueba, don Salomón Cliper, y me preguntó de quién era el auto. Yo le dije que era de mi papá y que él andaba por ahí. Hice como que lo buscaba hasta que los carabineros se llevaron el auto en prenda. Se corrió la carrera y yo me fui caminando, todo desilusionado. Mi papá, que se había dado cuenta de que le había sacado el auto, estaba parado en una curva. Me vio y me dijo: ‘Sabía que estabas aquí, por qué no me avisaste, habría partido manejando yo y después te habría pasado el auto’. Ahí me di cuenta de que él me apoyaba”.
Piloto deportivo Juan Gac.
El Primer Triunfo
“Mi hermana pololeaba con Roberto Cardemil, quien tenía un Ford ’40 que usaba como taxi. Un día se lo pedí prestado para correr en el Parque Cousiño, actual O’Higgins. Le instalé un motor mejor que tenía y partimos. Llegamos con el letrero de taxi puesto y los neumáticos lisos, y al vernos la gente se reía. La partida fue en la calle Bouchef, la que tenía el pavimento recién puesto. Le dije a Cardemil que nos pusiéramos al medio para que el auto no patinara. La estrategia fue un éxito y finalmente ganamos la carrera. No alcancé a bajarme del auto y la gente me tomó para llevarme en andas. La prensa reconoció mi hazaña, incluso un diario tituló con ‘El triunfo más celebrado fue el del piloto Juan Gac, demostrando una extraordinaria pericia’, y no era para menos, porque le había ganado a Peter Cube, quien venía de ganar importantes carreras en Perú. Ahí quedé metido definitivamente en las carreras”.
Junto al astro del fútbol chileno Carlos Cazelly.
Su Primer Auto
“Aunque ya había ganado una carrera, el problema era que seguía sin tener un auto. Había una carrera de Santiago-Arica, a la que fuimos con el taxi de Cardemil. En esa época estaba sólo pavimentado hasta La Serena. En el primer tramo quedé en pana en Polpaico, en la cuesta del Melón, en todas partes. El primero en llegar a La Serena lo hizo a las 11 de la mañana y yo llegué como a los 11 de la noche. Nadie preguntó por nosotros, fue de una frialdad absoluta. Si hubiera tenido más experiencia me hubiera devuelto a Santiago, pero no lo hice. A la mañana siguiente partimos hasta Copiapó, y lo mismo, quedamos en pana innumerables veces. A Antofagasta incluso llegué una hora antes de la largada, y a Arica llegué a las tres de la mañana. Luego de la premiación se fueron todos y con mi amigo quedamos tirados, ya que no teníamos plata. Ahí me encuentro con Eugenio Velasco, que tenía un taller y conocía a mi papá. El me llevó al diario ‘La Concordia’, en donde escribieron un artículo sobre nuestra historia. Se hizo una colecta y con eso volvimos a Santiago. Cuando íbamos en el camino un corredor estaba en pana y paramos a ayudarlo. Tenía el diferencial roto y no había nada que hacer, pero me dijo que lo ubicara en Santiago. Era Raúl García y vivía en Carrascal. Un día lo fui a saludar y me prestó su auto para que lo corriera, era un Ford ’38. Lo remolqué a mi garaje y de a poco lo fui arreglando hasta que obtuve mi primer triunfo en un circuito en el año 69”.
En su liebre sport prototipo.

La Leyenda
“Con los años me compré en argentina una ‘liebre’, un Renault Torino, conocido así por lo rápido. Con ese auto empecé a ganar más carreras. Eso hasta que en 1977 viajé a Estados Unidos a comprar repuestos para mi taller. No sabía nada de inglés, pero pedía los catálogos y apuntaba con el dedo lo que quería, y así me hacía entender. Después de ese viaje salí campeón inmediatamente en Las Vizcachas usando un motor V8, que era inédito en el mercado nacional. Pero sin duda una de las carreras que recuerdo con más cariño fue la 24 horas de Daytona de 1995. Ahí competí con un equipo chileno para lo que compré un auto de la Serie World Cars, que me salió una fortuna. Esa vez terminé octavo de 100 participantes, y el ganador fue Paul Newman”.
 
Historia Deportiva de Juan Gac Soto